lunes, 21 de noviembre de 2011

Ilustraciones y textos para el libro de Javier Repullés "Pan para todos"

No nos damos cuenta de que nos falta algo hasta que lo perdemos. Muchas veces tenemos la esperanza, el amor, la felicidad, tan cerca nuestra, que incluso podríamos tocarlos, pero nos ponemos barreras para no poder alcanzarlos.

Consciente o inconscientemente,  por miedo a involucrarnos en el desarrollo de nuestra propia vida o por simple despreocupación, nos vamos quedando con lo superfluo, dejándonos arrastrar por la sociedad, obviando la verdadera realidad que nos hace ser felices, como es la acción de amar. Evidentemente, “lo esencial es invisible a los ojos”... pero, sólo a los nuestros, a los de los hombres.



Bajo el Árbol del Bien y del Mal, floreció un arbusto de rosas. Junto a la primera rosa, nació un pájaro cuyos principios le convirtieron en el único ser que no quiso probar las frutas del Árbol. Cuando Adán y Eva fueron expulsados del Paraíso, el pájaro ardió al instante, por una chispa de la espada de Querubín. De estas llamas, surgió el Fénix, con un plumaje inigualable y premiado con la inmortalidad gracias a su fidelidad, junto con el conocimiento, la capacidad curativa de sus lágrimas y su fuerza. Su misión es transmitir el saber y servir de inspiración en sus trabajos a los buscadores del conocimiento, tanto artistas como científicos.
Podemos formar parte de los mitos, avanzando por el camino del conocimiento, de la fraternidad, de la ilusión... buscando y encontrando esos trocitos que nos faltan.




Qué bonito es llegar a la felicidad del niño, del que todavía no es consciente de “todo”, del que toma como juegos las adversidades de la vida, del que se levanta cada vez que se cae, del que cada día se despierta sabiendo que le quedan mil cosas por descubrir, del que se emociona al pensar que ya le queda menos para ver a su tío preferido, del que responde con una sonrisa sólo con ver al otro sonreir.
Que importante es saber disfrutar del juego de la vida.




Cuando llenas de amor tu vida, te llenas de felicidad, te sobra lo material y sólo puedes ver la belleza de lo que te hace ser feliz. ¡Qué bonito sería poder ver sólo las cosas positivas de las personas que nos rodean! ¡Qué feliz seríamos sin prejuicios ni desprecios! Nos enseñan a convivir, pero a lo largo de la vida aprendemos a vivir.
Qué insignificante nos perecen algunas cosas que nos rodean hasta que nos topamos con ellas, hasta que las miramos de cerca, las escuchamos, las olemos, incluso las sentimos... hasta que comprendemos lo feliz que nos hacen con su existencia.
“...No soy para ti más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mi, único en el mundo. Seré para ti, único en el mundo...”




Cuando terminé la carrera, descubrí que había aprendido a mirar. A mirar el mundo que nos rodea, bajo la visión más bella de las cosas. Cada objeto, cada persona, está compuesta por formas y colores llenos de movimiento y energía, que las hacen ser especiales. Hasta lo más insignificante puede llegar a ser bello si sabes cómo mirarlo.




El corazón es el centro del cuerpo, el órgano dador de vida, sin el cual, el cuerpo humano dejaría de funcionar. Cuando éste falla, el cuerpo entero se resiente, puesto que tiene el poder sobre el resto de órganos que lo componen.
El símbolo universal del amor, es el corazón. Si nos falta el amor, nuestro cuerpo también se resiente. Es curioso que existan tantas similitudes entre el órgano y el sentimiento.
Nuestra existencia se basa en el amor, centro de nuestras preocupaciones. Se debilita nuestra salud, si se produce una ausencia de amor en nuestras vidas.



Me es indiferente de qué clase social eres, me es indiferente la forma que tienes de vestirte, me es indiferente el partido político al que perteneces, me es indiferente si te gusto o no, todo lo anecdótico de tu persona, me es indiferente.
Sólo quiero amarte sin conocerte, saber si ríes de pena o lloras de alegría, saber si estás mejor en momentos de soledad, que rodeado de gente, si te emocionas cuando hablas o si eres realmente feliz cuando sonríes.  



martes, 15 de noviembre de 2011